Lombrices y compostadoras

Ya tengas una huerta o un jardín, tus plantas necesitarán comer.

Y no hay abono más natural y fácil de conseguir que el humus de lombriz.

Eso sí, para lograrlo necesitarás lombrices.

Y una buena casa para ellas.

Le das restos de podas y siegas, y ellas te devuelven humus.

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Casas para lombrices de tierra

El proceso es en principio muy simple: una caja ventilada donde echar ciertos residuos y unas lombrices y de la que sacar humus y compost.

De modo resumido los residuos que puedes echar en tu vermicompostadora o casa para lombrices son aquellos que sean de origen vegetal: hojas, fruta pasada, peladuras, papel y  cartón, serrín, hojas secas, hierba y podas, excrementos de herbívoros….

Y lo que no deberías echar porque no son capaces de descomponerlo son los restos de basura de origen animal: excrementos de carnívoros, restos de carne y pescado, huesos y espinas, grasas y aceites, y por descontado, cualquier cosa que sea inorgánica.

Como excepción, puedes echar cáscaras de huevos en tu casa para lombrices.

Después solo hay que ubicarla en un lugar fresco y sombreado, donde esté al abrigo del calor y el frío intenso, y echar «basura» regularmente para que las lombrices tengan un sustrato sobre el que trabajar.

Ah, si el ambiente es seco hay que humedecer el sustrato regularmente para que las lombrices no mueran deshidratadas.

Una vermicompostadora no huele mal. 

Si en la tuya empiezan a aparecer malos olores, es que algo no está funcionando correctamente. 

Por ejemplo, hay demasiados restos para la capacidad de las lombrices, y se pudren antes de que puedan comerlos.

O en lugar de húmedo lo mantienes encharcado, y eso limita la acción de las lombrices (e incluso las mata) pero favorece a los hongos y al proceso de putrefacción. 

También puede que se te haya colado algún resto no compostable, como carne o pescado, y eso es lo que da el mal olor.